viernes, noviembre 28, 2008

Luna. Baja, luna


Mario vivía en permanente zozobra. Desde temprana edad gustaba de subirse al atestado desván de la mansión indiana que habitaba su familia. Se perdía por horas entre ñoras que colgaban como collares de la acicalada vivienda, e imaginaba que era el cabello de una hermosa sirena. Cerraba los ojos y posaba sus dedos sobre el tacto satinado del vegetal. Y soñaba que era la piel de seda de una corista desdichada, que él consolaría cada noche y todas las noches, a partir de aquel día.
Mario miraba la luna desde un ventanuco maltrecho, a modo de saetera rectangular, por el que tiraba trocitos de papel que caían al verde césped de su hogar.
¡Mario! ¿Ya estamos con los papelucos?, se quejaba la madre.
En cada papel escribía frases de amor: "Te deseo", "Te quiero", "Eres mi diosa del amor", "Sueño contigo a todas horas"; "Eres mi último pensamiento al acostarme y el primero al levantarme" y así, una tras una, palabras y dichos que usaría a lo largo de toda su vida para conquistar a todas las damas a su alcance. Un rosario de lujuria inagotable.
El muchacho profesaba una curiosidad sexual insaciable. A su corta edad había probado colar su miembro en el agujero de una higuera, en el culo de una gallina, en el sexo de su prima y ahora soñaba con penetrar a la luna, por lejos que estuviere. Y Mario se convertia en lobo y aullaba a su luna, que sería suya y de nadie más, y masturbaba su mente y su cuerpo ante el astro impasible y luminoso, que le atraía como el hierro al imán. Y la luna cada día más lejos y Mario, cada instante más perdido en su selénico e imposible amor.
Un día, su madre consiguió arrancarlo de aquella sala maldita y lo llevó al pueblo. Eran fiestas. Los aldeanos paseaban a una virgen románica y los jóvenes se miraban unos a otros, calibrando las posibilidades del cortejo. Tras la procesión, tracas e himno a España, la sinpecado era devuelta al templo y llegaba el momento de la verbena.

Sonaba el "Dos gardenias" y Mario, aguijoneado por su incontenible fiebre sexual tomó del brazo a una chica castaña, ojos avellana, pelo largo, de curvos contornos y piel reflectante. Se dió cuenta que era lo más parecido que podría encontrar a su amada luna.

Torpemente la cogió de la cintura.
Hola, ¿Cómo te llamas?--le preguntó.
Luna, dijo ella...O al menos, eso creyó escuchar Mario. A partir de esa noche y todas las noches, Mario siempre oiría lo que quería escuchar. La realidad era un inconveniente menor y superable.

jueves, noviembre 27, 2008

La Opinión TV estrena Black Coffee


La Opinión TV estrena el viernes (21,15 horas) el programa cultural Black Coffee, que ofrecerá cada semana entrevistas a personajes relevantes de la sociedad española y murciana, tanto del mundo de las letras, como de la música y el arte, además de una agenda cultural de exposiciones, actuaciones, estrenos teatrales y conferencias que se desarrollan en la Región de Murcia.
Black Coffee está dirigido y presentado por Lola Gracia y en su sección “El invitado especial” contará con una entrevista al compositor y pianista Juan Carlos Calderón, que hablará de su experiencia en el mundo de la música y de cómo ve el panorama actual del mercado discográfico.
El nuevo programa de La Opinión TV también dará buena cuenta de los estrenos cinematográficos con la ayuda del crítico Antonio Rentero, repasando las películas en cartel y también comentando algún título clásico o, al menos, conocido por todos. En este primer espacio serán objeto de análisis el nuevo film de 007 “Quantum of Solace”, “Super Hero Movie” y “Madagascar 2”.
Los libros y estrenos literarios tendrán un espacio muy importante en Black Coffee y en una sección que protagonizará el periodista, escritor y crítico literario Mariano Pérez Ródenas, quien realizará un repaso a las novedades y libros más vendidos y recomendará cada semana una o dos publicaciones. El primer Black Cooffee tendrá como libros a comentar “Diario de un marine” de E.B. Sledge y “Restaurantes exclusivos”, de Bethan Ryder.
Según la responsable de este espacio: “Black Coffee pretender ofrecer un abanico de opciones de ocio, relacionadas con la cultura pero bajo un prisma actual, ameno y divertido, en el que no se pierde de vista el hoy y ahora, pero con un hueco también para el recuerdo, la nostalgia y para ofrecer la visión y opinión de artistas que siempre tendrán algo que decir sobre la sociedad, el hombre y la belleza”.

lunes, noviembre 24, 2008

Parecidos razonables


Terremoto de Alcorcón

Cecilia Bartoli
Pues sí, que yo les encuentro parecido, sobre todo cuando la Bartoli saca esos trajes que saca en los conciertos que parece una auténtica mamarracha, como diría ese saco de basura que es la bruja Lola (la de las velas negras, no yo, que conste). Pero así, con esta pose, esta luz y algo menos de maquillaje les encuentro parecido.


sábado, noviembre 22, 2008

Días Valle


Una noche, cenando con la encantadora Nativel Preciado, me contaba que la vida son una sucesión de días ajetreados y de días valle, que son esas jornadas en las que se disfruta de verdad. Un paseo por la montaña con un viejo amigo, una mañana al sol, una peli con palomitas. Un retozar entre sábanas con la persona que quieres. Los días valle son los de auténtica y simple felicidad. Momentos serenos, llenos de paz, de luz.

martes, noviembre 18, 2008

Al filo...de las noticias que no llegan


Estamos en un tiempo raro. Menos mal que ha ganado Obama porque, de lo contrario, sería aún más raro. Al menos han terminado las elecciones americanas. Todavia no es navidad, pero casi y la recesión empieza a asomar sus afilados colmillos. Los tertulianos hablan de cheroki (lo escribí así porque no quiero poner ese nombre en mayúsculas) y de (¡¡todavía!!) la maldita cumbre que el Gobierno nos ha vendido como el éxito diplomático del siglo. Ya nos pasará Francia la factura. No tiene cara Sarkozy de hacer favores, salvo a Bruni, cosa que harían la mitdad de los hombres del planeta.

En este contexto creo que es un sentir generalizado, corregidme si me equivoco, que todos nos encontramos algo empantanados. Eso de que los bancos no suelten un duro provoca un estreñimiento mental en la población nada saludable.

Todos estamos a la espera de algo. De que la cosa tire para un lado o para otro. Que se ponga en marcha la rueda y vuelva a salir el sol en el reino de Oz.

Por mi parte, los días son variables.

Hoy he hablado, nada menos que con Hermida. Y hasta aquí puedo leer. Ayer, con el simpatiquísimo Josep Tomás, el del blog de sexo de El Mundo.

El viernes que viene, creo, comienza Black Coffee (Desde aquí aviso a los navegantes más interesados de esta bitácora...esos magníficos colaboradores, cuyos nombres desvelaré más adelante). Parece que vamos avanzando...pero va toooodo tan lento que parece que anduviésemos con eslabones de catorce arrobas y media.

¿Y vosotros?¿Cómo os sentís?¿Percibís el estancamiento general? ¿Un algo así como que las esferas celestes se mantienen noqueadas por alguna extraña conjunción astral?

¿Y cual es la receta para este atranque generalizado?
Mucho ánimo y muchos besos para todos.

jueves, noviembre 13, 2008

Creer


Siente la simiente
el nudo amargo de los días.

Hoy nace, mañana muere.
Una simiente de flor
que perece al instante,
que dura un rayo de sol,
que se apaga de luna y noche.

Hoy sí, mañana, no.

Ya no cree las promesas veleta.
Ansía la cola de la estrella.
Sentarse y jugar
en el firmamento por los
siglos.

Pero creer.
Creer es mar de mil dudas.
Imagen: Monica Vitti en La Aventura, de Bergman

martes, noviembre 11, 2008

MUJER MADURA POSMODERNA


No he podido resistir colgar este artículo de Jesús de la Gándara publicado hoy en EL MUNDO.ES.
La foto es de "El buzón de mi casa" (un beso para todas las mujeres, para ti también amiga del buzón...no se me estreséis)


LA MUJER MADURA POSMODERNA Y SU ESTRESANTE VIDA


En salud mental hay dos premisas que todo el mundo acepta y repite acríticamente:
El estilo de vida actual es estresante, peligroso para la salud mental.
Las mujeres son más vulnerables y por eso padecen el doble de depresiones y ansiedades que los hombres.Pero, ¿son ciertas? Reflexionemos un poco.
Como ya dije en otra entrada, sociólogos y filósofos aseguran que vivimos en la postmodernidad, una "nueva era" superadora de la modernidad, en la que todo ha sido revisado, criticado, renovado, cambiado o desechado. La vida es dinámica y veloz, apresurada y emocionante, ecléctica y plural, innovadora y desencantada, controvertida y contradictoria, formalista e informativa. Todo está sometido al imperio de normas cambiantes y efímeras, dirigidas por el mercado de la imagen, el lujo, el placer y la moda. Impera la publicidad que anticipa la oferta a la demanda, y multiplica las opciones y posibilidades en un mundo sin límites, en el que todo está en la tele, se vende en el hipermercado o se consigue a clic de ratón.
Y la mujer no es ajena a esos movimientos, más bien es su mayor protagonista. Para ella ha llegado la era de las libertades fácticas, el triunfo del "género femenino", pero también la tiranía de la imagen y la moda, la obligación de compaginar eficacia, profesionalidad, maternidad y belleza. La mujer es el sujeto y objeto principal de esta nueva sociología postmoderna en la que el goce, el hedonismo, la individualidad y el hiperconsumo, amenazan la salud mental.
Los "efectos secundarios" derivados de ese vértigo, de ese "miedo a la libertad" que incrementa la responsabilidad, son la inseguridad, la ansiedad y el estrés que amenazan al equilibrio psíquico. Por eso, la mujer postmoderna de edad mediana (30-50 años) parece que sufre tanto. En una encuesta realizada por Terra hace unos años a mujeres jóvenes españolas, se evidenció que sólo el 2% se sentían bellas, el 98% no estaba conforme con su físico y el 67% quería perder peso, aunque sólo el 19% padeciera sobrepeso.
Muchas de esas mujeres afectadas por la "fealdad imaginaria" corren el riesgo de acabar padeciendo trastornos de la autoimagen, anorexias, bulimias o el peligroso "Trastorno Dismórfico Corporal". Otras, sin llegar a tanto, acabarán padeciendo malestar, ansiedad y depresión, al no lograr componer el intrincado rompecabezas de sus hiper-atareadas e insatisfactorias existencias.
Pero, ¿qué sucede con las mujeres mayores? Según otra encuesta de la Universidad Complutense de Madrid para la firma Lancaster, las españolas mayores de 50 años se sienten bastante atractivas (70%), satisfechas con sus logros profesionales y económicos (80%), controlan la comida para cuidarse (90%), hacen dieta (33%), practican ejercicio físico regular (80%) y usan a diario productos de belleza (85%). Es decir, cuidan de su imagen, tratan de mejorar su autoestima y mantener un papel social equilibrado y activo.
Son las "mujeres maduras postmodernas", que parece que se sienten mejor que las más jóvenes, pero que comparten con ellas la preocupación por la imagen y la auto y hetero-exigencia. El precio que pagan también es el estrés, la insatisfacción, la fatiga, la depresión, la ansiedad o las adicciones compensatorias, como la compra compulsiva o la ortorexia. Quizá por eso consumen más ansiolíticos y antidepresivos que cualquier otro grupo de edad o sexo.
En definitiva, nos encontramos ante la nueva mujer postmoderna que representa mejor que nunca el éxito evolutivo de la especie humana, pues son más activas, más inteligentes, más cultas, más sanas, más longevas... Pero, aparentemente al menos, son más infelices, ansiosas y depresivas.
¿Qué podemos hacer? Para empezar, parafraseando a Kennedy, yo les recomendaría que se preguntasen qué pueden hacer ellas por sí mismas, antes de preguntar a los espejos de la postmodernidad qué puede hacer por ellas, no sea que les responda lo que no quieren ver ni oír. Y a los demás, más comprensión y compromiso con el papel de la mujer en la sociedad hipermoderna.

martes, noviembre 04, 2008

Por fin en casa (reinterpretación de una historia famosa)


Ernesto se había pasado media vida dormido en catres ajenos. Desde que abandonó el hogar, a la tierna edad de 17 años transitó por camas de viudas ricas, lechos alquilados por las amigas de las viudas ricas, o por casadas sofisticadas de Manhattan que sucumbían a los encantos del joven creador. Tan desvalido, tan talentoso, tan dulce en los tálamos compartidos.
Samantha llegó a los días del joven Ernesto, también talentosa y bella, con cierto aire de melancolía sempiterna en la mirada. Ambos se confesaban el origen de sus protectores. Samantha recibía 50 dólares por ir al tocador, bellos sombreros llegaban a su casa, flores, champán y algún liguero atrevido. Comida poca. Ernesto tenía más suerte porque desde el inicio las bondadosas y generosas benefactoras le sufragaban todo gasto habido y por haber. Las señoras de Manhattan, siempre tan maternales, le llevaban a peluqueros y modistos en voga; no le dejaban dejarse ni un penique en zapatos, llaveros, plumas u otras fruslerías propias de la edad, la sofisticacón y el brillo de Ernesto.
LLegó un día en que Samantha y Ernesto repudiaron su modus vivendi, convencidos de que a ningún sitio decoroso y elegante les llevaría aquel estilo de vida. Abandonaron sus aspiraciones artísticas, cualquier sueño de gloria y montaron una verdulería 24 horas en Queens. Ahogaron sus sueños entre coles y lechugas y aprendieron que la vida normal no era tan amarga como sospechaban, incluso más alegre y campechana que cuando alquilaban su cuerpo por horas en un pequeño apartamento de la Quinta Avenida.
Los amantes aprendieron a volar en su propio lecho. Una cama sencilla de barrotes metálicos dorado-mate. En ocasiones, creían levitar sin que sus cuerpos escaparan del colchón. El lecho propio, después de tanto trasiego sabanístico, resultó un santuario de sudor, pieles y jugos. Y nunca jamás volvieron a alquilarse a otros cuerpos que no fueran los suyos.