domingo, diciembre 30, 2012

Pesadilla


Te conté mi pesadilla. No encontraba tu lápida. Era un sueño terrible pero al despertar estabas vivo, acababas de pasar una noche de sexo salvaje, me dijiste, y te contaba mi pesadilla #microrrelato 

jueves, diciembre 27, 2012

¿Quién soy yo? (Los miserables)


Cuando estaba embarazada de mi hijo (de baja por amenaza de parto) tuve tiempo sobrado para disfrutar de una lectura imprescindible: "Los miserables" de Victor Hugo. Es un autor que me fascina. De cada página extraía frases. De hecho, "Tanto amor" estuvo a punto de titularse "Cariátide en vacaciones". Una expresión que utiliza Hugo para referirse a la Cosette niña, una vez rescatada de las garras de los Thérnardiers. 
Ver en el cine "Los miserables" ha sido una grata experiencia. Es un espectáculo visual único. La partitura de Claude-Michel Schönberg y el libreto en la versión inglesa escrito por Herbert Kretzmer son de sobra conocidos para los que amamos el musical. El más popular de los solos es el impresinante "On my own" que interpreta el personaje de Eponine (enamorada hasta las trancas de Marius, quien a su vez,está loco de amor por Cosette. Una especia de "Incondicional" que nos conmueve por su heroísmo, su nobleza, tan alejada de sus progenitores).
He de decir que hace muchos años vi el musical en Madrid y estaba tan lejos del escenario que si apenas me llegaba un rumor de su grandeza. El cine nos regala esa suerte de primeros planos, con unos actores soberbios. Del primero al último. Anne Hathaway nos sorprende por su fuerza y su desgarro; Russell Crowe es ese águila al acecho, obsesionado con Valjean y, qué quieren que les diga, Jackman me ha enamorado. Cierto que no es la mejor voz de la película; cierto que de recitar a cantar hay una diferencia, y pocos la perdonan, pero, no podría imaginar a otro convicto más arrepentido y recto que él. Nuestros políticos deberían quedarse con la esencia de ese Valjean. Hombres de honor  que apenas recuerda nuestra memoria reciente. A los Thérnadiers los encuentro algo esperpénticos (quizá era la intención, pero chocan con el resto de los personajes, tan ajustados a su papel según la visión de Hugo).

Los críticos atacan al director Hooper y puede que tengan razón. Con semejante obra maestra de la  literatura y de la música era difícil fallar pero la "grandeur" de algunas escenas, el frío de París, los colores de la sangre, el pálpito de la revolución, la tristeza de una insurgencia que fracasa, a mi, personalmente, me conmueven. La película respira emoción, como la obra musical de Schönberg.
 Eso sí, no pueden pasar por esta vida sin leer "Los miserables" porque tanto la obra musical, como el film son apenas los retratos, capítulos, un fogonazo fugaz de una novela que soy incapaz de calificar. Sólo les diré que cuando aparecieron ante mi los personajes de Gavroche, Fantine, Eponine, Cosette, Jean Valjean, los Therdardiérs, estaban vivos en mi memoria, como si los hubiese leído ayer. Hugo tiene algo predicador, nos ofrece lecciones de moralidad y ética impagables (con las cuales podemos estar o no de acuerdo), pero, ante todo, Victor Hugo es pura emoción. Sólo los que intentamos "escribir" sabemos lo difícil que es emocionar desde la palabra. 
Y esa pregunta, esa interrogación casi postrera que se hace Jean Valjean ¿Quién soy yo en realidad? es clave para entender la universalidad de esta obra. Todos, el algún momento de nuestra vida, nos vemos tan alejados de nuestra imagen primigenia, huimos de un pasado, nos sentimos  tan aturdidos ante los vericuetos por los que nos lleva la vida, que nos preguntamos en voz alta aquello de "Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos". Hoy más que nunca hay que leer a Victor Hugo.

lunes, diciembre 24, 2012

Morri Crisma :)


¿Qué quisiera para vosotros? Lo mismo que para mi: arte, creatividad, ingresos estables y sexo salvaje. Así sea

domingo, diciembre 23, 2012

¿Qué hacías hace 20 años?


Como decía Serrat, hace 20 años que tengo 20 años. Así tituló un álbum precioso. Ahora que es época de hacer balances yo os pregunto ¿Qué cosas ocurrieron en los 90? ¿Qué música escuchábamos? ¿Qué películas vimos? ¿Qué ropa llevábamos? ¿Qué libros leíamos?
Los 90 eran época de hombreras, de bañadores de escote alto (que perduraron años y años) de permanentes y pelos muy voluminosos, siguiendo la estela que había impuesto Tina Turner unos años antes en la portada de su Private Dancer.


1990 es el año glorioso de "Alma de Blues", de Presuntos Implicados, de la explosión tropical de Juan Luis Guerra y 4.40, de un Luis Miguel que cumplía 20 años y lo celebraba con un álbum, titulado tal que así "20 años". Un álbum magnífico.  Esas canciones de Calderón, esa carita de niño malo.



Prosigamos. Madonna hizo, o le hicieron un video y una canción por la que no pasa el tiempo. El estilismo y el ritmo perfecto de Vogue. Los Depeche Mode nos invitaban a disfrutar del silencio; Whitney Houston decía aquello de I'm your baby tonigth y Cher se convertía en Sirena con su Shoop, shoop song.



El cine nos dio una buena "Hoguera de las vanidades"; Nos invitó a enamorarnos de Patrick y Demy en "Ghost" (lo mejor era Whoopie); Fue el año de "El marido de la peluquera", "Dick Tracy", "Dreams" de Akira Kurosawa, "Bailando con lobos" y "Misery". Pero sobre todo fue el año de "Pretty Woman", la subida al trono de Julia Robert



y el año de "Eduardo Manostijeras" donde servidora descubrió que tenía un alma gemela en el nostálgico y muy gótico Tim Burton, sin saber si quiera que existía lo gótico. Winona y, sobre todo, Johny Depp, inauguraron un nuevo estilo de interpretar. Un nuevo tipo de héroe.



En 1990 tenía un suéter verde con hombreras enormes y tenía una falda plisada negra y corta que era la sensación de mi clase, la 501 (como los Levi's) de la Facultad Complutense de Madrid. Y eso que pesaba sesentaytantos kilos. Conocí a Juan, mi amigo Juan de toda la vida y caí rendida ante Madrid, aunque los primeros días fueron los más duros de mi existencia. No conocía a nadie, no conocía la ciudad. Una provinciana sola en una casa de los años 40 sin reforma alguna, sin agua caliente. Y era afortunada. Mucho. Tenía 20 años, creía que todos los sueños se pueden cumplir. Hoy, con 42, muchas patadas en el culo más tarde, lo sigo creyendo.
La generación de 1970 desafía la crisis con valentía, optimismo y, creo, mucha realidad. Pero sin miedo. ¿Y tú? ¿Qué hacías hace 20 años?

jueves, diciembre 20, 2012

El patriota bipolar




A veces sueño con ser una quimera de Nôtre Dame. Me pasaría los días admirando el cielo, calada hasta los huesos de lluvia de París. La vida es más prosaica. La prensa nos regala noticias de caníbales que se comen al compañero (muerto y congelado) para salvar el pellejo. En Murcia, desmantelan un almacén de cebolla frita (Ya podían ser vestidos Chanel, qué vulgaridad, ¡la Virgen!).  Cospedal se peina como Bree Van de Camp (una señal inequívoca del fin de los tiempos) y estamos a un paso de tener a una dirigente más biónica que real. Como aquellas “Mujeres perfectas” (Frank Oz, 2004) de la perfecta existencia pija en urbanizaciones americanas.

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol” decía  Martin Luther King, pero el mundo seguirá con su machaconería. Presenciaremos la vida del chorizo feliz. Hoy en la picota; mañana tan a gusto en su perfecta vida de urbanización, jugando en su cancha de tenis privada, con una guapa biónica que le limpia el polvo y quizá le apañe los bajos mientras nosotros nos deslomamos ¿Para qué? La actualidad nos sepulta en el rostro compungido de miles de familias al borde de la miseria. Me espanta lo que vemos. De acuerdo: tenemos gente talentosa, deportistas de élite, premios nobeles, una riqueza infinita. De nada nos sirve atrapados en esta rueda que no gira. Milikito y Chus Lampreave son la mar de tiernos en el brillante y emotivo anuncio de Campofrío (realizado por la gran Icíar Bollaín), pero qué lamentable refugiarse en el pasado y en logros personales de unos cuantos para recobrar la autoestima.

Como dice el bolero: “Se te olvida, que me quieres a pesar de lo que dices”. Ya no sabemos quiénes somos tras comulgar con ruedas de molino un día y otro desde hace cuatro años. Por eso me encanta pintarme los labios, un rubor, una pestaña. Esta mierda de realidad no me aplastará. A ninguno de nosotros, aunque, desde luego, se requiere una severa disciplina mental para no caer en el “pobre de mí”. El bolero tiene razón: se nos olvida que nos encanta vivir donde vivimos. Por más que reneguemos. No me veo, de verdad de la buena, en un súper chalet, rodeado de césped en el encantador pero frío Beverly Hills.
Esta relación bipolar con España es similar a la que mantenemos con la familia, con los más allegados. Tan cercanos, tan entrañables (que viene de entraña), tan odiados y amados. Odi et amo, cantaba Catulo. Adoramos nuestra idiosincrasia, nuestro acervo cultural: desde Gila a Goya; desde Falla a Nadal; pero, a la vez, nos odiamos y no ganamos para adjetivos descalificativos.
Tenemos un arma  secreta para no claudicar: el pundonor y,acaso,  la certeza de haber vivido experiencias maravillosas que sin duda se repetirán: con otro nombre, con otro rostro, en paisajes insospechados. Porque "La vida es bella, ya verás como, a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor." (J. A. Goytisolo).

domingo, diciembre 16, 2012

Nuestra casa



Se respiraba Navidad.
En casa, tu casa,
nuestra casa durante
unas horas,
descansaban
las viejas zapatillas
de un hombre 
cansado,
llenas de presentes:
"Los Reyes
se han adelantado".
Y esas pequeñas cosas
me hacían sonreír.
Tus ojos
brillaban al mirarme
abrir los regalos:
esta es mi niña,
criatura insaciable.
Pero el mejor
regalo siempre
llegaba envuelto en
palabras, olores y
música.
Nada de aquello
podemos asir,
todo se lo llevó
el frío viento del 
invierno.
Los presentes quedan.
Me demuestran que no,
que no fue un sueño,
que hubo amor,
más allá de la vida
comme il faut.
Y tuvimos el valor
de compartirlo durante
unas horas
En tu casa ,
nuestra casa en
aquellas horas.

jueves, diciembre 13, 2012

Mi Adn caprichoso




Les presento a la nueva Lola. Es la Lola mutante. Dado que nuestro ADN se modifica por el diálogo con nuestro entorno, me he pasado una semana interactuando con fotos de gente guapa ¡A ver si se me pega algo, demonios!. Total, ser trabajadora y medianamente hábil no sirve de nada en esta España tan sobreactuada.
 Ustedes no lo notan, pero yo sí. He puesto a trabajar a mis 3.000 millones de pares de bases de ADN para transformar a esta mujer algo cínica y provinciana en alguien sofisticado. No paro de ver el anuncio de Navidad de Naomi Watts y no ceso de repetir, como las chicas de Desigual: “Tengo un plan” “Tengo un plan”.

Mi ADN es caprichoso y conspira sin descanso para mezclarse con otros millones de pares de células ajenas. Ya lo dice mi amiga Silvia Arenas: con esto del fin del mundo maya podremos ser lo que queramos. Nos van a crecer nuevas hélices en la espiral del ácido desoxirribonucleico. Yo pensé que nos saldrían alas, o cuernos, o rabo pero no, la cosa es más sutil.
No es es que se acabe el mundo, que tal y como van las cosas más de uno lo encuentra una solución eficaz a esta madeja, si no que cambiaremos a otro estado. Que se está produciendo ya por todo el orbe una alineación planetaria y que estamos recibiendo dosis de luz a cascoporro. Entramos en el denominado --tachán, tachán!-- cinturón fotónico. Los espectaculares movimientos de tierra: tsunamis y tornados son la consecuencia. Nada es casual, todo obedece a este nuevo orden que nos hará ver la vida con otros ojos.

Todo es posible. Ya lo dice la física cuántica y lo dice mi amiga Silvia, que no para de leer a Buda y acerca de la capacidad del ser humano para mover montañas. Basta con querer con poner a trabajar la voluntad. Ahora, al parecer, lo tendremos chupao con eso de que entramos en la nueva era.

Escuchar a Silvia y leer a Jonah Lehrer me ha devuelto algo de fe en la vida, esa sucesión de horas en las que dialogamos e interactuamos hasta el infinito con todo; Si te pasas el día sentado se te pone culo de silla; si te paseas por la playa te conviertes en ola marina. Es decir, nosotros tenemos la clave para evolucionar y mejorar en lo que se pueda, no digo ya las generaciones futuras, si no la presente. Así que, manos a la obra, en usted reside la capacidad de modificar la propia biología, el propio destino e incluso la propia felicidad

La foto es de @javioso

Deseos de Navidad


Hace frío, los niños ya han lanzado sus cartas a los Reyes Magos, a Papa Noel. En algunas casas no habrá tantos juguetes o no llegará ese aparato ultratecnológico inaccesible para hogares en crisis. En Murcia, una campaña consigue pañales para algunos de esos hogares, para esos niños que llegan al mundo no con un pan, si no con un montón de letras impagadas, con una hipoteca que les quita el sueño a sus progenitores.

Sinceramente, algunos esperamos un milagro. Un rewind para volver a los 80 donde todo era posible. Al menos existía la esperanza. Regresar a nuestra vocación, a la que hemos dedicado toda nuestra vida. Vivir de nuestro trabajo, de eso que sabemos hacer mejor. Algunos esperamos que suene el teléfono y sea ese amigo que se ha ido para siempre y que era un pesado y que era capaz de llamarte doce veces en un día. Pero ya no lo hará. Lo que pido a esta Navidad no son imposibles sino que, al menos, comencemos a ver la luz al final de este largo, largo túnel y que, si esta realidad es tan gris, al menos haya personas --esas personas insustituibles que hacen imprescindible al ser humano sobre la faz de la tierra-- que alumbren este camino pedregoso. Lo cierto es que algo de esa luz percibo entre tanta niebla, apenas es una vela que resplandece, diminuta pero cabezona, insistente. "Estoy aquí", parece decirnos. Es tan obstinada como mi amigo el que se fue y tan fuerte como él pese a su aparente fragilidad





Foto de Germán Sáez

lunes, diciembre 10, 2012

Nativel, te sigo


Reconozco que llevo cerca de dos semanas sonada. Que las horas me llevan en volandas: mis tareas domésticas, mis compromisos mediáticos. Mi trabajo de televendedora a media jornada, mis clases de baile. Y mi dolor.

 Se me pasó el cumple de mi querida Encarna Talavera que celebramos el pasado sábado con una comida sencilla y con el calor que dan esos amigos que son tu familia. Casi se me pasa el de mi también querida amiga Fuensanta Martínez. Somos las tres sagitarios. Las tres guerreras, las tres puro fuego pero entiendo que estoy a medio gas.  Y no, no tengo ganas de soplar velas. La verdad es que un palo así de gordo no me lo esperaba. No tan pronto. T

an sonada estoy que llevo el libro que me envió mi querida Nativel Preciado "Si yo tuviera100.000 seguidores" metido en el bolso tres o cuatro días. Hoy lo he sacado y he leído su bonita dedicatoria: "Querida Lola, este es un libro para las resistentes,como tú. Para las amigas con una voluntad indomable, como la tuya. Un beso". Una vez más, Nativel  me pega un empujón.  Qué días tan duros nos toca vivir...A TODOS y que eslogan tan propio "Como seguir en la brecha cuando el mundo se mueve a tus pies". Acertado. Seguro que ustedes pensarán ."vaya, parece escrito para mi". Esa es la grandeza de los certeros observadores del mundo y los enormes comunicadores, como Nativel. 

Nativel tiene un increíble nivel de empatía con su entorno. Por eso es tan valiosa. 

 Me voy a leer tu libro de un tirón, como se leen todos tus libros. El martes nos vemos en la charla de  Sabadell-CAM y gracias, como siempre, por ser como eres. Por esa clarividencia que te hace única, por esa forma de escribir que conmueve sin estridencias. 

El prólogo de tu libro es impagable: "Por mucho que llegue a vivir, mi pasado es más largo que mi futuro y ya he visto más de lo que me queda por ver. Comprendo que éste no es del todo mi mundo, pero haré lo imposible por permanecer en él". Amén.

viernes, diciembre 07, 2012

Compás de silencio






"Ay, corazón ¿Por qué no amas?"
(Ranchera La Cama de piedra)

Son unos días extraños. Nos refugiamos en el pasado ante una realidad oscura. Volvemos al hogar y supervisamos a nuestros mayores. Entonces aparecen aquellas pequeñas cosas que una creía amortajadas para la eternidad. Sube Lolita, la vecina del primero. 88 años de resuelta viveza: “pero es sólo fachada. Sé que ya estoy de despedida”. Le recuerdo los polos de café que me hacía cuando bajaba a jugar con Maria Luisa. “¿Ves? A mi no me suena nada de eso”.



El armario despensero que escondía la tableta de chocolate Elgorriaga, un Everest de baldas ocupado por comestibles, hoy es mísero, ajado y triste.
Había un triciclo rojo, una mujer con delantal, hecha siempre un brazo de mar. Hoy está menos brava que de costumbre. Y no me la creo. Y se lo recrimino como si fuese su culpa: “Eres una quejica”. Nos negamos a creer que nuestros padres, esos bastiones que nos enderezaron con las guías de la disciplina y algo de cariño, dejen de serlo. No queremos que envejezcan, que dejen de ser el sostén invisible de nuestras vidas.




También niego la muerte de mi amigo Juan Carlos. Que fue mi hogar tantas veces. Ese puerto abrigado, esa nana para los días difíciles.Si le daban un premio en cualquier lugar del planeta, me dejaba un mensaje. Y yo le reñía porque la cuenta de teléfono nos daría un palo a ambos. Y me acunaba con paciencia y tocaba “Laura” cuando llegaba mi cumpleaños. 

No había porqués ni lógica en aquella relación.

Juan Carlos sabía que la muerte le rondaba. Yo le decía igual que a mi madre: “Eres un gruñón”. Pero una cama de piedra presidía algunos de nuestros encuentros. Y, contradictorio como él sólo, no he conocido a nadie más vitalista.


“Me siento una traidora dando de bajas sus líneas” me cuenta su hija, Teresa. Y el amor es un hilo conductor que la deja a ella menos huérfana. A mi menos sola. Traidora me siento hoy cuando le escamoteé conversaciones, visitas, risas. Porque ya sólo hay presente. Me agarro a sus palabras: “Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor es una chorrada”. Cierto, mi madre trabajó en una fábrica desde los doce años. Mi padre, ídem de lo mismo: “cocinero, cocinero, enciende bien la candela”. Mucho se han de torcer las cosas para que mi hijo no siga jugando a la Wii con la edad en que sus abuelos se echaban a la vida.

Calderón, genio de la composición, un ángel y un demonio travieso de la guarda, era también muy sabio. El pentagrama en el que bailamos hoy es un Re menor. Llegará el tiempo del Sol sostenido. Pero siempre habrá un compás de silencio. Ese espacio donde ya no suena su voz, ni las teclas de su piano, ni el terciopelo de su risa. Y que nadie podrá llenar.

miércoles, diciembre 05, 2012

Muerta



Acostada en un mar
de hierba
verde
con aquel vestido rojo
¿Lo recuerdas?
(Si querías impresionarme
lo has conseguido)
Yazco a seis pies 
por encima del suelo
(A veces fantaseo que soy
yo  la que está debajo)
Y mis ojos 
(no hay ojos, sólo
la memoria de ellos)
están cerrados.
No hay color
puertas adentro.
Muerta,
con tan brillante 
mortaja.
No hay pulso
sin tus manos.
Yazco, amapola
olvidada, húmeda,
víctima
del frío amanecer.
Y la niebla es una
emboscada de llanto,
que me envuelve
de tu ausencia
lejos de aquel despertar
del regocijo,
del calor y las sábanas.
Del milagro de
estar vivos

Imagen Steven Meisel